27.1.10

No, no te lo deseo


En medio de tantas palabras, ocupaciones y actividades, apareció tu fantasma, dejando ecos en medio del silencio, desgastando recuerdos, ahuyentando sonrisas. Y comencé a caminar para ver si desaparecía, pero el muy insolente no paraba de perseguirme, es que sabe cuando aparecer, parece que conoce cuando estoy bien, cuando mis sonrisas son grandes y hermosas allí estas tú, detrás de las sombras y en medio de la noche, tratando de conquistarme con mentiras haciéndome presa fácil, sin duda, sabes quien soy. Pero esta vez no contabas con mi escudo, con la lanza que ahora camina junto a mí, con esa bandera de la felicidad que ahora enarbolo, no, no estoy disponible para ti, la tristeza se fue a dar un paseo con la soledad y me contaron que pronto pasarán a buscarte, que cuando las enviaste conmigo no leíste la nota al final del contrato que decía: En caso de que el receptor de este envío ya no requiera de alguna de nosotras, iremos a buscar a quien nos envió y así acompañarla para siempre. Que tengas suerte con ellas, yo ya prescindí de sus servicios. Pero lo mejor de todo es que ni eso te deseo, no deseo que notes la soledad tan cerca de ti, no te deseo esa tristeza que tenia dentro de mi, no, no te lo deseo.

· Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos.